A las 7:52 horas de ayer, una llamada anónima alertaba a los servicios de emergencia de un altercado violento en el intercambiador del barrio obrero-parado de Aluche. Un transportista y una becaria en prácticas de periodismo fueron atacados por un grupo de sexagenarios, heptagenarios y octogenarios (e incluso un eneágono regular), al retrasarse la entrega del diario gratuito 20 Minutos.
La muchedumbre pensionista que esperaba la entrega del periódico como cada día, entró en cólera cuando la furgoneta de 20 Minutos se empezaba a retrasar más de once minutos, y comenzaron a golpear a la joven que reparte el diario con Qués y ADNs enrollados. "No sé qué es lo que nos pasó, pero ya teníamos nuestros 10 ejemplares del Qué y el ADN... Es que usted verá, me gusta hacer varias veces los sudokus esos, ¿vale?, y esta mañana se antojó un poco fresca. Y mire usted, eso no se puede aguantar, porque ya empieza a hacer calor y uno sale en manga corta. Cuando la moza de prensa nos dijo otra vez que la furgoneta habría pillado atasco, alguien le lanzó una dentadura postiza, y ahí ya se perdió el control. Unos zarandeaban a la muchacha, en las que llegó la furgoneta y la tomamos con el hombre que conducía", nos cuenta pixelado el jubilado Ceferino Diéguez.
En el momento en que esta gente mayor hacía volcar la furgoneta, un equipo de anti-disturbios tuvo que personarse en la plaza del intercambiador y cargar contra los ancianos. Ni el gas lacrimógeno, ni las pelotas de goma surtieron efecto. Sólo con el comienzo de un mitin del PP en el que se regalaban camisetas y gorras, los pensionistas comenzaron a disolverse. "Demos gracias a que estamos en campaña, y se ha podido atajar el problemas, porque nuestro plan B consistía en un bloqueo de varios días para derrotarlos por hambre. Por órdenes de más arriba, nos recomendaban actuar a eso de las cinco de la mañana contra estos perroflautas viejunos...", declara el jefe del operativo policial.
Las dos víctimas de la agresión tuvieron que recibir asistencia psicológica por el trauma. "Las dos personas, el varón de 45 años y la joven de 23, presentaban moretones, cardenales, chupetones, así como marcas de mordisco y quemaduras de cigarrillos Celtas. Pero se encontraban en estado de shock por los perturbadores ojos inyectados en sangre de los abuelos, a los que han descrito como 'infectados' o 'caminantes'", declaraba el correspondiente portavoz del Samur.
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