Un estudiante londinense aparece con vida en la estación de Embajadores del metro de Madrid tras una semana desaparecido. El personal del metro se declaró consternado mientras atendían al joven, al constatar junto a varios testigos que había salido del paso subterráneo procedente de la aledaña estación de Acacias.
"Es imposible. Jamás creí que volvería a ver a nadie atravesar el pasillo de transbordo desde Acacias, y más desde que hace cinco años aquella expedición americana comandada por una agente del FBI pereciera en el intento", declara visiblemente asombrado uno de los funcionario del metro que trabaja allí desde hace veinte años.
Atticus Expelliarmus, el joven británico de 19 años, lleva en España casi un año con una beca Valar Morghulis de estudios mágicos cursando el segundo ciclo de la Licenciatura en Historia de la Hechicería en la Escuela Europea Tamariz de Madriz. Según hemos podido saber, Atticus salió de fiesta con unos compañeros de clase declarando "quemar Madrid, y ya de paso el Mundodisco entero". Al parecer, tal y como nos han contado sus amigos y compañeros, tomó la mala decisión de mezclar absenta y leche de pantera en algún lugar de Argüelles. "Iba más pedo que Alfredo, y eso que el mamón de Alfred desayuna Choco-Crispies con White Label... El caso es que le perdimos la pista, y hacer conjuros de búsqueda borracho no es una gran idea si no eres un profesional", nos comenta su compañero Tomás Crucero.
Se denunció la desaparición del estudiante, pero poco se pudo hacer hasta el sorprendente descubrimiento. Desde su centro de estudios de origen en Londres, la Escuela Ron Howard's End, se declaran aliviados por la reaparición de Atticus y se pusieron en contacto inmediatamente con su familia para comunicarles la buena noticia.
Según fuentes del ayuntamiento el transbordo Acacias-Embajadores se encuentra en deshuso por sentido común desde 2002, cuando "cosas extrañas" empezaron a ocurrir allí abajo. Aunque todo se remonta a su construcción entre 1967 y 1968, ya que los mineros que allí trabajaron se sumieron en una profunda locura post-traumática y desarrollaron fuertes jaquecas, además de ceguera e Hipopotomonstrosesquipedaliofobia. Sin embargo, hasta el año 2000 no volvió a suceder ningún incidente grave, y el trayecto podía hacerse a pie en tan solo 11 horas y media. Fue a partir de entonces cuando se empezaron a perder a varios grupos de viajeros. Los que no se extraviaban y conseguían volver sobre sus pasos, relataban terribles historias sobre un hombre calvo que se comía las naranjas enteras y se convertía en una nube negra. La gente, atemorizada dejó de usar el pasillo de transbordo, ya que los escasos 900 metros que separan ambas estaciones en superficie se convierten en una pesadilla subterránea de varios kilómetros ahí abajo. "Entonces se decició colocar varias cintas rojiblancas de advertencia en cada entrada, y así la hemos mantenido a día de hoy como medida de seguridad. Jamás imaginamos que un inglés borracho pudiera atravesárlas", declara el portavoz de Metro de Madrid, Julio Manguito.
Los efectivos sanitarios asistían al estudiante mientras relataba su cautiverio bajo tierra. "Mi objetivo era volver a la residencia a sobarla, pero iba en el último metro, y tuve que arriesgarme a tomar el transbordo... Fue la peor decisión de mi vida. Estaba muy oscuro y se oían toda clase de cosas, como almas en pena atacadas por insectos. Intenté volver sobre mis pasos, pero el Aqueronte había sellado la entrada, por lo que decidí seguir hacia delante por el pasillo. Había un bote en una especie de lago subterráneo, en el que me esperaban los espíritus de Virgilio y Freddy Mercury diciéndome que serían mis guías hasta Embajadores. Durante los dos primeros días sobreviví a base de la carroña eloi que dejaban los morlocks, Freddy Mercury los mantenía a raya cantándonos Don't stop me now, mientras continuábamos avanzando. El cuarto día llegamos a la mitad del camino, había un pozo que comunicaba con la superficie pero que llegaba hasta los confines del mundo. Un letrero indicaba [No arrojar objetos, despiertan trasgos, trolls y Balrog], y algún capullo tiro una colilla desde el Paseo de las Acacias... Fue terrible. Virgilio se sacrificó contra una especie de dragón de fuego gritándole cosas como ¡Llama de Udûn! Te voy a mandar de un sopapo a las minas de Soria. Cuando parecía ver las luces de la salida, me encontré con una cabaña rodeada de un círculo de ceniza. Estaba hambriento, por lo que entré a buscar comida, pero cai en un enorme vacío habitado por un inmenso ser alado con cabeza de calamar... Desperté desorientado en la estación de Embajadores".
Aunque el joven Expelliarmus será atendido por psicólogos, no creen que pueda recuperarse del trauma. Como medio de seguridad, ambas estaciones han sido clausuradas, mientras el ayuntamiento decide si proceder a sellar con hormigón armado y pladur las dos entradas del "transbordo maldito". La ONU amenaza con invadir España, si no se consigue sellar esta fuente de mal absoluto ante cualquier fuga ectoplásmica de horror o palabrotas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario